El museo de L’Eròtica de Barcelona expone en sus salas una exposición que alberga tres copias de la colección de películas pornográficas que mandó realizar el rey Alfonso XIII en los años 20.
En él se proyectan en sesión continua las cintas y sus secuencias más explicitas. Y aunque parezcan algo antiguas, podréis ver cosas que no hubieseis imaginado que grabasen en esa época.
Estas tres cintas fueron rodadas entre 1922 y 1926, las cuales son las primeras películas pornográficas realizadas en España, las cuales son:
El ministro: En ella se plantea la compraventa a través del sexo de favores en un despacho oficial.
Consultorio de señoras: En ellas una madre y una hija acuden a un especialista bastante morboso y vicioso.
El confesor: Un cura que estaba empeñado en hacer llegar a sus feligresas al éxtasis erótico.
Todas ellas son de una excelente calidad cinematográfica, y además, mucho más avanzadas y recurrentes si las comparamos con el cine pornográfico que se realizaba en Francia durante la misma época.
Estas películas fueron dirigidas por los hermanos Ramón y Ricardo Baños, los cuales fueron encargados de hacerlo por encargo del rey a través del conde de Romanones. Para ello llegaron a crear la productora Royal Films, situada también en Barcelona. Estos no realizaban solo porno, sino que además eran los autores de películas como “Barcelona en tranvía” en 1908.
Para la realización de estas películas utilizaron a diferentes amigos y prostitutas de burdeles como Madame Petit o El Chalet del Moro. Algunas cantantes de cuplé del Paral-lel se negaron a ello debido a que les hubiera acarreado problemas en su futuro profesional y, además, porque estaba muy mal pagado: unas 25 pesetas por sesión, que para lo que se pagaba en la época, bien podrían ser 60 euros en la actualidad.
Después de 70 años en los que estas películas estuvieron desaparecidas, fueron encontradas en el monasterio valenciano de Moncada por unos coleccionistas. Los cuales, las vendieron a la Filmoteca Valenciana en 1991, y estos últimos se han encargado de restaurarlas.
Alexandra Emanuela Tataru, directora del museo, ha contado que el museo tenía habilitada una sala de proyección con sillas, de las cuales han tenido que prescindir debido a que algunos asistentes pasaban su tiempo allí o se encerraban en el lugar para tener más intimidad mientras veían las películas.
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