La masturbación es nuestro día a día, y por ello, a veces caemos en la monotonía y es necesario que probemos cosas nuevas para excitarnos más, si es que aún se puede.
Además de servir para autosatisfacernos, con ella no sustituimos el sexo, si no que puede ser un complemento más a la hora de tener relaciones sexuales con otra persona.
Por ello, hoy os traemos diferentes formas de practicarlo para que probéis nuevas sensaciones y rompáis la rutina del placer más preciado:
La seta: Este tipo de masturbación se centra en el glande, el cual estimularemos con nuestra palma de la mano, frotándolo con movimientos en círculo. Durante este tipo de masturbación el frenillo es importante que lo estimulemos, ya que es una de las zonas más erógenas de nuestro pene. Si se desea, se puede sujetar, con la otra mano, la base del pene para así controlar mejor los movimientos que realicemos.
El trapo: Para esta técnica debemos utilizar las dos manos, colocándolas una sobre la otra y realizando movimientos inversos. Es decir, se trata de hacer los típicos movimientos que se hacen al escurrir un trapo pero con nuestro pene, pero como este es algo sensible debemos hacerlo de forma lenta y suave sin apretar para no hacernos daño.
El anillo: Esta técnica puede que ya la hayáis probado, ya que es una de las más comunes. Se trata de formar un círculo con nuestra mano, con los dedos índice y pulgar. De esta forma, al ritmo que queramos y con movimientos de abajo a arriba, llegando hasta la punta del glande, notaremos una sensación diferente y provocará una excitación fuera de lo común.
Del revés: Es más sencillo de lo que parece. Con nuestra mano cogemos el pene del revés, con los dedos índice y pulgar apuntando hacia abajo, de tal forma que lo que conseguiremos con esto será estimular nuestros testículos e incluso la zona del perineo. Esta técnica es muy agradable y excitante ya que estamos tocando diferentes zonas erógenas a la vez que nos realizamos la masturbación.
Encendiendo la llama: En este caso, con esta técnica tenemos que hacer movimientos como si se tratase de hacer fuego con un palo de madera. Abriendo nuestras manos, frotamos con las palmas el tronco de pene de forma suave y lenta al principio, para después ir aumentando el ritmo sin llegar a hacernos daño. Si es necesario, también podemos utilizar lubricante con efecto calor para conseguir mayor excitación.